Mis miedos van mas allá de
envejecer o morir, más allá de cumplir las expectativas de los demás, de la marca de ropa que debo comprar, tampoco
me interesa la edad correcta para el
alcohol o el sexo. Mi verdadero miedo es perderme en la
costumbre, abandonarme a la rutina, olvidar mi fe y que un día, al final, me acostumbre a vivir sin mí.
Tengo miedo a no reconocer la persona en el reflejo, vivir día a día en un cuerpo sin alma,
agobiada por los problemas de ella, de él
o incluso los míos. Tengo miedo a conformarme con lo que otros entienden que
debo ser y no con lo que soy en realidad ¿Puedes verme? ¿Puedes verme? ¿Sabes quién
soy?
Una persona que disfruta las
letras tristes, que llora mucho y siente
demasiado. Que ha sido herida en incontables ocasiones y ha sabido
ser víctima y villana sin distinción. He logrado amar con locura, llorado por
igual, olvidarme de respirar o sentir, pero cuando el corazón no puede estar más roto, el
solo se recompone y es capaz de perdonar
a todos esos que le han herido. Yo grito
y lloro, no me conformo con lo que me quieran dar o con esa excusa de que es el
destino. Porque a veces no sé lo que
quiero pero si se lo que no.
Y ahora que lo sabes ¿Puedes quererme?
Esa quien fui, quien seré pero que a
veces olvido que soy.
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